Tras pasar la noche en el hotel Villa Viese, nos levantamos temprano eso si tras un buen desayuno, para ponernos en ruta y visitar la Costa de los Esqueletos y el Cabo de Cape Cross con su enorme colonia de leones marinos. La costa Atlántica de Namibia es un lugar de autentica leyenda ya que desde la época de los exploradores portugueses, esta zona fue calificada como maldita por sus durísimas condiciones ambientales, sus numerosas nieblas y bancos de arena que hacían naufragar a cualquier navío que se aproximara a la costa. Hoy en día gracias a los grandes avances que hay en la mejora de la navegación, son pocos los navíos que llegan a zozobrar en estas costas y la mayor parte lo hacen cerca de Swakopmund, no dentro del Parque Nacional de Costa Esqueletos. Visitamos la Costa de los Esqueletos fuera del Parque Nacional, ya que allí es donde encontraremos los paisajes más emblemáticos y bellos de esta singular zona.
Cruz de Diego Cao |
CAPE CROSS: El cabo fue descubierto por el navegante portugués Diego Cao que erigió una gran cruz de piedra en 1486 para marcar el punto más austral jamás alcanzado por los europeos en África. Visitamos esta espectacular reserva (a las puertas del Parque Nacional de Costa Esqueletos). Es un área protegida del gobierno de Namibia, siendo el hogar de una de las mayores colonias de leones marinos que hay en el mundo y la más grande de África. Fue declarada reserva en el año 1968 y
protege unos 60 km².
Está clasificada como una reserva natural y faunística, formando parte de unos de los dos principales lugares en Namibia en el
que las focas son sacrificadas, en parte para la venta de sus pieles y
en parte también para proteger a las poblaciones de peces.
El impacto económico de estos leones marinos en los recursos pesqueros es polémico: mientras que un estudio del gobierno encontró que las colonias de focas consumen más pescado que todo el que la industria pesquera puede atrapar, la sociedad de protección animal «Seal Alert South Africa» estimó las pérdidas en menos del 0,3% de la pesca comercial. Nos avisan que el olor es fuerte, debido a la gran acumulación de estos animales y a los residuos que producen, sin contar también con los de las numerosas aves que también hay en la zona. A mi personalmente no me resultó tan intenso y lo pude llevar bien, pero a lo mejor a otras personas si que se lo puede parecer, por eso desde el blog lo dejo escrito para que se tenga en cuenta a la hora de visitar la reserva.
El impacto económico de estos leones marinos en los recursos pesqueros es polémico: mientras que un estudio del gobierno encontró que las colonias de focas consumen más pescado que todo el que la industria pesquera puede atrapar, la sociedad de protección animal «Seal Alert South Africa» estimó las pérdidas en menos del 0,3% de la pesca comercial. Nos avisan que el olor es fuerte, debido a la gran acumulación de estos animales y a los residuos que producen, sin contar también con los de las numerosas aves que también hay en la zona. A mi personalmente no me resultó tan intenso y lo pude llevar bien, pero a lo mejor a otras personas si que se lo puede parecer, por eso desde el blog lo dejo escrito para que se tenga en cuenta a la hora de visitar la reserva.
Mires por donde mires siempre vas a ver un montón de ellos, unos durmiendo, otros se están bañando, otros se pelean, y las crías sobre todo juegan… No sabes dónde posar la mirada. La característica que a mi más me llamo la atención nada más llegar a Cape Cross es la cantidad de sonidos que emiten, son bastantes altos y similares a rugidos que te van a acompañar durante toda la visita. Tenemos que tener cuidado ya que algunos leones marinos se encaran cuando estamos por los alrededores; siempre hay que ser muy respetuoso con los animales y su medio ambiente, somos nosotros los intrusos y los que perturbamos su hábitat.
Todavía
no han llegado los machos, lo que nos priva de ver un espectáculo único,
ya que además de ver el gran tamaño de estos animales, su llegada haría también que se produzcan
peleas entre ellos para delimitar el territorio y la hegemonía sobre las
hembras. A pesar de todo, vemos tan concentración de leones marinos con sus crías, que nos quedamos sorprendidos. También observamos que hay algunos perros salvajes al acecho de alguna pequeña cría distraida. En ese instante pudimos ver como uno de ellos se hace con una pobre infeliz y presenciamos el
trágico final delante de nosotros, el resto de la colonia ni se
inmuta.
Se producen casos de crías pequeñas que debido a
la gran cantidad de animales que hay, se quedan atrapadas entre los
cuerpos de los adultos y perecen por aplastamiento, de ahí que siempre estas colonias
estén rondadas por chacales y perros salvajes .Como es época de cría se pueden observar muchas de ellas no solo amamantandose de sus madres, sino correteando alrededor de ellas, muchas veces sin dejarlas en paz. De repente, sin previo aviso, vemos como la colonia con un movimiento casi sincronizado se empieza a mover y se encaminan hacia la playa para sumergirse en sus gélidas aguas. Un espectáculo único y que de verdad merece la pena vivir en persona y no solo a través de los documentales que se han visto y se ven por televisión.
* Para la elaboración y desarrollo de este artículo se han tenido en cuenta los datos obtenidos a través de la wikipedia, y las propias experiencias vividas durante el viaje. (Fotografías e ilustraciones originarias de Pedro García Barbudo). Fotografía del grupo en el malecón de Swakopmund y el video del atardecer en timelapse gracias a nuestra gran amigo LUIS FALCÓN.
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